En las costas del Departamento de San José, Uruguay, sobre la margen oriental del Río de La Plata, destacan las Barrancas de Kiyú y Arazatí que contienen depósitos comprendidos desde el Mioceno tardío hasta el Pleistoceno superior (Veroslavsky et al., 2004), alcanzando alturas máximas de 40 mts sobre el nivel del mar. Estas geoformas son un símbolo de identidad para la comunidad, pero además, un valioso objeto de estudio para las Ciencias de la Tierra. Gran parte de los sedimentos de estas barrancas representan los depósitos de un antiguo mar, denominado Mar Entrerriense (Perea et al., 2008). Al mismo tiempo, de estos estratos provienen importantes hallazgos paleontológicos, haciendo de nuestro geopatrimonio un atractivo para el turismo de naturaleza y conservación.
Dadas estas características, el lugar es -hace décadas- un “laboratorio a cielo abierto” para geocientistas de los campos de la geología y la paleontología, así como también de la arqueología en los niveles de suelo que rematan el tope de las barrancas. Estas geoformas representan una muestra de la evolución de los últimos 10 millones de años de la vida en la Tierra, con yacimientos de fósiles de animales que constituyen una gran proporción del registro fósil de Uruguay. Algunos de ellos con alto interés científico por ser únicos en el mundo, ganándose además un valor cultural identitario por el lazo afectivo que une a la comunidad con las barrancas, por último, poseen un alto valor educativo por permitir divulgar las Ciencias de la Tierra en actividades de educación formal o informal de manera accesible y gratuita.
Los hallazgos realizados por integrantes de dicha comunidad, han resultado muchas veces en fósiles icónicos para la Paleontología nacional (como es el caso del emblemático Josphoartigasia, el roedor extinto más grande del mundo) y han marcado su historia cultural reciente conectándose con el pasado remoto de su territorio.
Por esto, consideramos que tanto desde la ciencia, la sociedad civil organizada y los gobiernos, debemos velar por nuestro patrimonio natural y cultural garantizando la debida divulgación, valorización y conservación de las barrancas y su entorno. Es en este contexto que desde Sin Pavimento -una organización comunitaria- estamos desarrollando en primera instancia, una estrategia de incidencia política y alianzas institucionales con centros de educación primaria y terciaria, mediante el desarrollo de actividades vinculadas al geoturismo y la geoeducación, orientadas a la puesta en valor de este sitio de interés geológico y paleontológico. Para esto desarrollamos una plataforma de realidad aumentada como espacio innovador e interactivo para la divulgación de las Ciencias de la Tierra y cartelería informativa tradicional, rumbo a la creación de senderos en toda la extensión del balneario que permitan a pobladores y visitantes interpretar mejor el territorio.
Como estrategia de conservación del sitio, dado el marco legal de la protección de la naturaleza en Uruguay, un objetivo es la declaratoria de Reserva Natural Departamental, de acuerdo a la Ley del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Art. 4, Ley N°17.234). A su vez, por la Ley de Ordenamiento Territorial y Desarrollo Sostenible (Ley N° 18.308), desde el gobierno departamental se establecieron una serie de directrices de manejo y gestión del paisaje de las barrancas con fines de conservación y desarrollo de turismo sostenible.
Por los antecedentes y dada la normativa vigente, buscamos que estas barrancas sean gestionadas como un geoparque por su alto valor científico, turístico y educativo, poniéndolas en valor mediante la divulgación científica del patrimonio natural y cultural de la zona. Fortaleciendo y fomentando además su protección mediante la solicitud de aprobación de la figura de Reserva Natural Departamental competencia del gobierno local y la de Monumento Histórico Nacional, está última regulada por la ley de Patrimonio de la Nación (Ley N° 14.040).